viernes, 2 de septiembre de 2011

Las 7 maravillas del Mundo Antiguo.

Las siete maravillas del mundo antiguo.


En el mundo antiguo, y procedente de un poema atribuido a Antípatro de Sidón (125 a. C.), aunque no está clara su autoría,se cuentan las maravillas conocidas aunque hubo otras muchas listas, y la mayoría cayeron en el olvido, siendo la helenística la que ha llegado a nuestros días.

La existencia de la mayoría de ellas ha sido comprobada científicamente, sin embargo, en otras ocasiones hemos de confiar en los escritos de los antiguos, y en la comparación coherente de la descripción de los lugares en diferentes obras literarias e históricas.


Acá la lista de las maravillas:

7. El Faro de Alejandría


El arquitecto Sóstrates de Cnido recibió en el 279 a.C. un encargo del rey Ptolomeo Filadelfio para construir una torre en la isla de Faros, frente a Alejandría. Su finalidad sería servir de guía para los navegantes hacia la entrada del puerto más importante
de la época.




Se utilizaron grandes
bloques de vidrio como cimientos intentando aumentar la solidez y resistencia contra la fuerza del mar. Bloques de mármol unidos con plomo fundido constituyeron el resto del edificio, de forma octogonal sobre una base cuadrada, hasta alcanzar una altura de 134 metros.


Sobre la parte más alta se colocó un gran espejo metálico para que su luz no se confundiera con la de las estrellas. Durante el día reflejaba la luz del sol, y por la noche proyectaba la del fuego a una distancia de hasta cincuenta kilómetros.
La increíble construcción aguantó en pie hasta el siglo XIV (nada menos que 1.600 años), cuando un fuerte terremoto la derribó, sus restos fueron derribados por el califa Al Walid, que ha pasado a la historia por su codicia, pues esperando encontrar un tesoro bajo los cimientos del faro, los mandó destruir, eliminando en un acto vandálico, los restos de una de las maravillas del mundo antiguo.



En diferentes descripciones del faro, sitúan su altura en diferentes números, pero todas las elevan por encima de los 120 metros, el faro de Alejandría marcaba la entrada a una de las capitales industriales y culturales del mundo antiguo, donde las apasionantes culturas de Egipto y Grecia se fusionaron.


6. El Coloso de Rodas


En el año
292 a.C., el ego de los griegos al verse dominadores del mundo conocido no tenía fronteras, y fue en ese año cuando dos de los arquitectos más brillantes de Grecia, Chares de Lindos y Laeches recibieron un colosal encargo sin precedentes, el primero de ellos terminó suicidándose ante la presión de no poder conseguirlo.




La isla de Rodas era de importancia capital para el comercio, por ello se decidió construir allí un inabarcable reclamo, la estatua más grande jamás construida por el hombre, realizada con placas de bronce sobre un armazón de hierro, la estatua representaba a Helios, el Dios del Sol.

La estatua alcanzó la altura de
32 metros, y aunque las obras y películas de ficción la representan con un pie a cada lado del puerto (obligando a los barcos a pasar bajo sus piernas), no se tiene la certeza de este hecho.




Estaba formado por 300 toneladas de bronce, y relleno de ladrillo hasta la cintura, la parte superior del coloso era hueca, y tenía una escalera que permitía llegar hasta la cabeza, donde se encontraba la torre de fuego que guiaba a los navegantes a modo de faro.

El coloso,
sólo aguantó 56 años, cuando un terremoto lo derribó, aún así durante cientos de años la gente seguía visitando la isla sólo para comprobar el tamaño de la estatua, un oráculo dijo que el coloso no debía ser reconstruido, y permaneció derribado 900 años, hasta la llegada del imperio otomano, que lo tomaron como botín de guerra, desapareciendo así una nueva maravilla.






5. La Tumba del rey Mausolo en Halicarnaso



Construido hacia 353 a. C. y situado en la ciudad griega de Halicarnaso, actual Bodrum (Turquía). En Halicarnaso, capital de Caria, murió el rey Mausolo, después de un reinado en el que llevó a su pueblo a la prosperidad,
su esposa Artemisa decidió construirle una tumba que hiciera inolvidable al rey perdido.



No se repara en gastos para la obra, los arquitectos Sátiros y Piteos utilizaron esclavos para su construcción, pero hombres libres también se les unieron para rendir homenaje al rey, su esposa cayó en una depresión tan profunda tras su muerte que predijo que pronto compartiría el destino del difunto, por lo que se pensó la construcción también para ella.

Sobre una superficie de
33 por 39 metros, medía unos 50 metros de altura, un muro partía de cinco escalones y llegaba hasta media altura para formar un podio, sobre esta base se situaban 117 columnas jónicas ordenadas en dos líneas de nueve frente al Opistodomos, y en dos hileras de 21 a cada lado.




La columnata sostenía a su vez una pirámide escalonada, y en lo más alto una gigantesca cuadriga, donde los mejores escultores de la época situaron múltiples estatuas y relieves.

Tan sólo 16 años después de la finalización de la obra, Alejando Magno toma la ciudad, y ordena destruirlo, y en el siglo XIV, las ruinas del templo fueron utilizadas por Los Caballeros de San Juan, para realizar el castillo de San Pedro de Halacarnaso, desapareciendo así del mapa esta construcción.




La obra fue tan increíble, que del nombre de ese Rey,
Mausolo, derivó la palabra “Mausoleo”, que hoy designa los grandes monumentos funerarios.



4. La Estatua de Zeus en Olimpia


Olimpia no era exactamente una ciudad, sino un conjunto de templos y monumentos erigidos con motivo de los juegos olímpicos, de todos los templos del más famoso era el de Zeus, que más tarde pasaría a denominarse Júpiter por los romanos.


En el interior de este templo, había una estatua que ocupaba un tercio del gran templo, esculpida hacia 430 a. C. por Fidias, fue un año de trabajo el que dedicó a la escultura, tallado en marfil, con ropas y joyas de oro.



Fidias representó al Dios sentado sobre un trono, empleó la técnica crisoelefantina, consistente en cincelar sobre marfil y añadir por encima oro, representando la carne y vestiduras del personaje, el trono además estaba decorado con geniales pinturas.



El trabajo se perdería cuando durante el reinado de Teodosio II, fanáticos cristianos lo incendiasen como condena a la religión pagana, finalmente una serie de terremotos y saqueos en el siglo VI d.C., terminarían condenando a Olimpia.



3. El Templo de Artemisa en Éfeso (actual Turquía)


Construido hacia 550 a. C., Artemisa era la diosa griega de la fertilidad, que los romanos tomaron y adaptaron bajo el nombre de “Diana”, desde tiempos inmemoriales fue adorada en el templo del que vamos a hablar, que se situaba en la actual aldea turca de Aia Soluk.


Cuando Alejandro Magno llegó a este lugar, se encontró las ruinas del antiguo Templo de Artemisa,
y decidió reconstruirlo, éste nuevo Templo fue el que se incluyó en la lista de las siete maravillas.

Plinio lo describió con
127 columnas jónicas de 18 metros de altura, 36 de ellas ornamentadas, medía 127 metros de largo y 67 de ancho, numerosos saqueos a lo largo de la historia hicieron difícil comprobar la veracidad de la existencia del Templo, pero el ingeniero inglés J.T. Wood descubrió sus restos, dejando las dudas que habías surgido a lo largo de los siglos.




¿Por qué Alejandro Magno decidió reconstruir el templo?, al parecer, descubrió que su destrucción se produjo el mismo día en el él había nacido, esta coincidencia le impualsó a la decisión de reconstruirlo.


2. Los Jardines Colgantes de Babilonia



Hacia el año 600 a.C., Nabucodonosor II rey de Caldea, quiso hacer a su esposa Amytis, hija del rey de los Medos, un regalo que mostrase su amor por ella, y le recordase las montañas de su tierra, tan diferentes a las llanuras de Babilonia (actual Irak).



Sobre una superficie de 19.600 metros se construyeron una serie de terrazas de piedra sostenidas por amplios arcos de seis metros de longitud hasta alcanzar una altura total de noventa.

Estaban situados junto al palacio del rey, hacia el lado que daba al río para que pudieran contemplarlo los viajeros que tenían prohibido el acceso. Sobre la más alta de las terrazas se situaba un depósito de agua desde el que se nutría un genial sistema de irrigación.




Esta constante humedad y el calor de la zona hacía que el jardín estuviera permanentemente en flor, árboles, flores y plantas de todo el mundo constituían un oasis de color; al ser un jardín, es ésta la maravilla que más difícil ha tenido su demostración, pero testimonios como el escritor Flavio Josefo, y múltiples narraciones históricas confirmaron su existencia, aunque con diferentes descripciones.

La desaparición de los jardines fue paralela al de la propia Babilonia, en el 125 a.C. la conquista de los persas convierte la ciudad en ruinas, y un enorme incendio arrasa los jardines; recientes excavaciones del alemán
Robert Koldewey descubrieron en la fortaleza unas bóvedas con un profundo pozo que él atribuyó a los jardines colgantes, pero la demostración definitiva es muy complicada.





1. La Gran Pirámide de Gizeh


La más antigua de las maravillas, y, curiosamente, la única que ha perdurado hasta nuestros días, bien salvaguardadas por el el desierto, la Gran Pirámide forma parte de un conjunto monumental de pirámides, eran tumbas de faraones, y esconden grandes secretos.



Terminada alrededor del año 2570 a. C., fue construida para el faraón Keops, existen sin embargo pirámides con más de 5.000 años de antigüedad, se conservan nada menos que 80 de estas construcciones.

La gran pirámide se compone de
bloques de granito descomunalmente pesados, de un metro de altura, forman filas de una manera tan apretada que no podríamos ni introducir un cuchillo entre ellos.




Originalmente las filas de piedra estaban pintadas, formando franjas de diversos colores, la punta de la pirámide era de color dorado, todas las pirámides, absolutamente todas, tienen la misma alineación, hacia el norte con total exactitud, los lados de la pirámide tienen una importante inclinación,
51 grados, por ello al acercarse produce la sensación de que la pirámide se nos cae encima.

La altura de la pirámide es exactamente
149.59 metros, por 230 metros de ancho, subiendo un poco por un lateral, podemos acceder a su interior, dentro hoy se conserva el sistema de iluminación con antorchas, sobre paredes perfectamente lisas.
El sepulcro principal era escondido, y se hizo un sepulcro falso para despistar a posibles saqueadores, a pesar de todas las preocupaciones por ocultar a sus faraones, la mayoría de las tumbas fueron saqueadas a lo largo de los siglos.

Han pasado ya cerca de 5.000 años hasta nuestros días, y
la humanidad todavía no ha realizado nada semejante. La más pequeña de las tres pirámides de Gizeh multiplica varias veces el peso de la mayor de las construcciones modernas: los aparejadores de nuestros días sufrirían para mover esos enormes bloques de piedra, difíciles de manejas hasta para las más modernas grúas.

Cuando pensamos en la manera de construir de los antiguos egipcios, que carecían de máquinas, y
movían las enormes piedras sólo con el esfuerzo físico de docenas de trabajadores, nos parece un milagro que pudiesen levantar esas construcciones, además con esa precisión y proporción matemática.

De hecho, ni siquiera los propios egipcios pudieron superarlo, seguirían construyendo pirámides durante siglos sin que ninguna superase curiosamente a las primeras que se construyeron, quién sabe si fue algo intencionado.

El conjunto de Gizeh se completa con
la impresionante esfinge, una escultura que representa un león con rostro humano, para realizarla se aprovechó un montículo de caliza cercano, para realizar esta representación del faraón Khafra.



4.000 años después de la construcción de la esfinge, iconoclastas y mamelucos la mutilaron, arrancándole la nariz y dañando sus ojos, un nuevo ejemplo de que el hombre,
tiene una gran capacidad de construir maravillas, pero también para destruirlas.

Espero que les guste el tema.


Saludos

No hay comentarios:

Publicar un comentario